lunes, 18 de enero de 2010

Ceguera a dos manos

A veces, quizá sería bueno fingir que estamos lejos,
tanto como en otras ciudades,
o que sólo podemos vernos a través de una pequeña ventana,
y entonces así las ganas
y el volvernos locos
y el querer siempre tenernos
estaría a flor de piel como una constante.
enviarnos de vez en cuando postales con direcciones falsas.
que me recuerdes de vez en cuando por qué aún te quiero
que me recuerdes quien es el que firma en cada email que me quiere.

Que no sólo fue la distancia, navidad y
las añejas soledades. Que no te quedas ciego
con mi cercanía.
Que aún puedo reconocerte
cuando rondas mi cocina.


C.

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