martes, 31 de marzo de 2009

Tema amor: "Lecciones de amor"

A lo largo de mi vida he experimentado distintas formas de amor. Desde que nací estuve abrigada por mi madre y respaldada por mi padre. Mi madre decía que el apapacho casero era uno de los actos de amor más significativos. Mi padre decía que su respaldo, era la base del amor que él sentía hacia mí, y que el amor más puro era el que ambos podían ofrecerme.

Después descubrí que tenía una hermana. Ella se acercó a mí y simplemente me empujó y trató de quitarme un juguete que apenas y podía sostener. Comencé a llorar y rápidamente me dio un abrazo. Esta situación se repitió algunas veces más. Llegué a la conclusión de que el amor de hermanos era un amor fácil de obtener pero difícil de conservar.

Fui al colegio desde muy pequeña. Las madres de mis amigos me abrazaban como a su propia hija. Yo sonreía pero no comprendía por qué lo hacían siempre frente a mi mamá.

Otro tipo de amor lo conocí cuando invité por primera vez a comer a una de mis amigas de la primaria. Compartir mi casa, mis juguetes, mi familia con ella me hizo sentir algo parecido a lo que mi madre llamaba “amor”.

Pero nunca nadie me explicó en qué consistía el amor de hombre y mujer.

Nadie me enseño que debía aprender a caminar con los ojos vendados por una cuerda floja a 50 metros de altura.

Nunca imaginé que debía tomar clases de autocompasión las veces en que creí que había conquistado esos ojos engañosos.

Tuve que comprender que no bastaba con mi disposición para que pudiera funcionar una relación. Eran necesarias 2 personas.

Algunas veces pensé que un roce de su piel, era suficiente para sentir amor.

Otras veces confundí amistad con amor.

Me dejé llevar por aquél mar de misterio que sus palabras crearon para mí, sin recibir amor.

Nadie me enseñó que existían amores de una sola noche en donde podías entregar todo en una lucha mutua por dar amor y al siguiente día sentir que te habían robado un pedazo de ti.

Lloré algunas noches buscando respuestas a esas dudas que asfixian el corazón.

Reí a carcajadas las tardes interminables en que creí que ese sería mi futuro. Después de unos meses desperté y el sentido de mi vida había cambiado.

Las normas sociales pesaban sobre mis hombros y nadie me dijo que si decidías ir en contra de ellas debías fortalecer mis piernas para poder recorrer el camino del amor.

Luché incansablemente por tener un poco de cariño creyendo que era amor.

Según mis amigas, desprecié algunas “excelentes oportunidades” de poder crear el amor.

Al final te conocí… Y descubrí, que había aprendido mi lección.
Estaba lista para disfrutar del verdadero amor.


Daniela Caram

lunes, 30 de marzo de 2009

Tema de la semana: Amor "Botellita de Klein"




Descalzo y desnudo
Un paso,
emulsionado con el tiempo
otro paso,
cercenado por la misma partícula del todo
otro más,
conciliando el vacío íntimo y eterno
se detiene,
vislumbrado ante el dolor y la pasión
éxtasis de violenta caminata.

Un paso,
respira
otro paso,
reafirma la soledad
se detiene,
la templanza…
y,
la atónita guerra de intermitencias.

Claro de luna en la oscuridad,
cuando vulgar y sádico
se deshabitó para encontrar en ella otra casa sin nombre
y los dos interrumpidos,
conceptuales de vida,
abrazan los agujeros
y se permiten
desbocarse en el absurdo.

Erótica de intransigencias
que alcanzará el punto más alto
en el abismo que emerja de las miradas,
ciñendo su caminata…

y sin embargo,
dando vida aún a su muerte
a una continuidad inalcanzable,
sublime, eterna y
ávida sólo de aquellos dos
cuando en un instante eterno
fueron…
claro de luna.


Rebe Morfin

domingo, 29 de marzo de 2009

Tema de la semana: Evasión INVITADOS

Ayer pintaste por horas, trazando cromáticamente una historia. Siempre te jactas diciendo que necesitas expresarte, gritar y escupir imágenes…
Más que tu necesidad de expresarte encuentro prioritario en tí buscar algo que expresar, buscando, buscando… ¿Cuándo voltearas tus ojos para verme? ¡Encara maldita sea! ¡Encuentra! Pinta la hermosa y asquerosa fotografía tuya… esa que tienes dentro…


Miranda
……………………………………………………………………….
“No me puedes evadir”
Un mes ha pasado ya, mi mente aun experimenta la misma intensidad de aquel día, como si el solo recordarlo me hiciera vivirlo una y otra vez conforme los días pasan.
Me acuesto en la cama rezando que el sueño llegue mas temprano esta noche.
Mi cuerpo no puede moverse, lo he explotado al máximo esperando que el cansancio sea mayor que el ímpetu de la mente por razonar.
El sueño aun no llega, estoy sumergido en la oscuridad pero visiones de mi mente me llevan a un lugar que no quiero regresar.
No lo tolero, abro los ojos, termino viendo al techo, identifico figuras en la textura que me muestran lo que creí haber dejado en la oscuridad.
Me siento perturbado, triste e impotente, comienzo a llorar intensamente. Grito frenéticamente "YA NO AGUANTO MAS", me levanto empapado en lagrimas "¿no hay nada que pueda hacer?" me pregunto, la impotencia me llena de una furia inmensa, la bestia que llevo dentro despierta.
Golpeo todo aquello que tropieza en mi camino, mis manos hinchadas, mis pies sangran. "¿Como puedo escapar a mi propia mente?", como lucho con aquello que vive dentro de mi. De pronto en medio de la tempestad, todo termina.
Nuevamente me encuentro en la oscuridad que tanto temo, veo otra vez aquel día, el día que me transformo en lo que ahora soy, (siempre deseo que nunca hubiera pasado).
Sin embargo esta en vez, no soy el protagonista de mis visiones, soy el espectador de su pasado, veo pacíficamente los hechos y veo la persona que resulto de ello, no tengo miedo. Se quien es el y miro sus ojos con respeto.
Había estado buscando incansablemente las repuestas en el lugar equivocado, la respuesta siempre estuvo allí. Al fin se quien es el, soy YO.
Se lo que tengo que hacer…
Despierto en una cama de hospital, las heridas aun no cicatrizan por completo, no fueron un sueño, no esta vez, mi cuerpo se siente débil, pero mi mente ha recobrado el control, siento un gran poder. Miro a mí alrededor y ahí están, los veo de nuevo desde aquel día, me miran con una sonrisa de ternura e incertidumbre.
No saben que ha ocurrido, pero yo si.
Van a morir...

Heron Rodriguez
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“Inevitable”
Sólo dime cuánto tiempo he de esperar.

No me importa cuanto tiempo pase,
pero quisieras alargar el tiempo,
hasta que el infinito sea uno con la espera.

No es problema que los minutos se acumulen
y los días vayan formando filas interminables de ansiedad.

Es el querer escapar de aquello que no tiene salida
cómo pensar que por callar no dices nada.

Cuando buscas que ayer sea mañana
o que tenga cuatro días la semana,
tu escapismo te deja escapar
las horas sin vivirlas.

Los relojes no se detienen porque el tiempo lo haga,
ni pretendas componer el mundo haciendo pausa.

Si sientes que hoy es igual que ayer,
porque la noche se ha quedado a merendar,
cuando sientes que el silencio te invade,
preguntate si no es que has dejado de escuchar.

El miedo de lo que puedas encontrar te detiene,
y aunque sabes que tus alas
pudieran llevarte hasta los demás,
sigues enclavado con tus raices en el suelo.

Las rocas no evaden el movimiento,
mueven al universo entero para permanecer firmes.

¿Porque no eres un poco como ellas y te mantienes firme en lo que eres?

Javier Cervantes

sábado, 28 de marzo de 2009

A mi se me olvidó

Me gusta abril, me gusta abril lleno de gansos. A las cinco de la mañana nos paramos mi hermano y yo y vamos a darles de comer. Los gansos siempre se alborotan y nos ven como si fuéramos los primeros que ven en su vida y luego nos ponemos a corretearlos hasta que los gansos no corretean a nosotros y mi hermano y yo nos caemos de la risa, mi hermano siemrpe cuida que los gansos no me lastimen -"no son molos, nomas no les gusta que los enfaden"- . El siempre tiene respuestas para todo.

Me gusta mayo porque mi hermano y yo vamos al río, la mamá dice que es peligroso meterse después de la piedrota pero mi hermano es muy valiente y él dice que no pasa nada, entonces nos metemos y yo le digo que no quiero mojarme los calzones, él me dice que se secan o que mejor me los quite para que no esté chillando. Yo le hago caso porque mi hermano es muy inteligente también, y nos metemos los dos al río, eso pasa en mayo.

De julio a septiembre mi hermano y yo vamos a la escuela que está cerca del rancho, no sé por qué pero los maistros nomás nos dan clases de julio a septiembre, mi hermano dice que es porque en esos meses se nos abren las fosas cerebrales y por eso podemos aprender más mejor. Mi hermano es un esperto en esas cosas del cerebro, el sabe reteharto de todo lo que la maestra de biología nos dice y cuando mi hermano dice que mi cerebro y sus fosas están abiertas hasta me siento mas lista.

Lo más bonito de septiembre es cuando mi hermano y yo nos vamos a la plaza a escondidas de los papás y es que los papás se asustan con los cuetes pero mi hermano y yo no nos asustamos, bueno la verdad yo si a veces poquito, pero cuando siento el susto me agarro del brazo de mi hermano y ya se me quita todo el miedo.
Me gusta verlos como patas de arañas en el cielo, a mí se me figura que la luna se pone celosa porque en septiembre la gente voltea pal cielo buscando las patas de araña y a ella casi ni le hacen caso, pero yo le digo que no sea celosa que no hay nadie más bonita que ella y luego le doy un beso a mi hermano en el cachete, nomás porque se me antoja.

Octubre me gusta porque las hojas están secas. A mi hermano y a mí nos gusta hacer montones de hojas y aventarnos como si fueran camas de gusano.

Noviembre y todo lo que sigue no me gusta porque en noviembre vamos al panteón y los papás lloran un montón en un pedazo de piedra con flores bien feas, yo no lloro y todos me ven raro y luego cuchichean : -"la niña está muy mal, mírala es como si no supiera a que venimos"-.
Yo los escucho, cierro los ojos, me acuerdo de los gansos y me rio como loca.


Lunática

jueves, 26 de marzo de 2009

En dos semanas


No quiero olvidar, estos días han sido muy intensos. Demasiadas palabras y frases enteras de nuestras pláticas se han quedado retumbando en mi cabeza como un eco infinito, me llevan al pasado y al regresar al “ahora” siguen vigentes.

Necesito tiempo para digerirlas, me siento sobrepasada. La sensación de que emergerá una conciencia histórica que resignificará mi existencia me asusta pero es una posibilidad de sanar… ¿Sanar qué?

Palabras sueltas:


Soberbia, negación, egoísmo, ira, envidia, evasión… ¿mis pecados capitales?
Perdón, reconciliación, serenidad, mesura, perspectiva, paz. Muchas de unas y de otras ¿Por qué no se me ocurren la alegría y el amor? ¿Dónde quedaron?

Las frases:

“Quizás no era tanto lo que decía, sino el tono que usaba, sin embargo, probablemente también era la única forma para que yo pudiera ver y… ni así resultó”

-“¿La vida?… yo más bien creo que es lo que has hecho o dejado de hacer”.

-“Eres responsable de tus decisiones”

-“Has vivido inventando la realidad, tienes muy poca tolerancia a la frustración”

-“Eso no es enojo, es ira”

Me pongo tensa, reconozco esa sensación cuando el suelo comienza a temblar antes de abrirse bruscamente para tragarme en su oscuridad. Creí que ya había “tocado fondo”…

Se sigue apoderando de mi estómago y crece, se expande, me deja estúpidamente inmóvil pero dolorosamente consciente. Me doy cuenta, me siento al límite…

Siento ganas de decirte que eres un hombre muy amable, y me refiero al sentido estricto de la palabra: digno de ser amado, creo que me podría enamorar de ti, pero, al mismo tiempo…

Quiero correr, tengo ganas de irme…
Quiero correr, tengo ganas de irme...
Esta voz que escucho dentro de mí desde que tengo memoria ¿Es la mía o es la de mi madre?

Sara

Tema de la semana: Evasión "La Culpa la tienen las maletas"


Por su seguridad todos los pasajeros deben mantener su equipaje y objetos personales consigo. De lo contrario nos veremos en la necesidad de quemarlos”



[Ocho de la mañana. Ser uno con cientos de desconocidos en el andén. El frío que es un canalla hurga en las soledades de cada uno. Ahora el miedo es una segunda piel. Siempre existe la posibilidad de que vuelva a pasar. A ésta misma hora, aunque de otro mes a ellos sí les tocó.]


[Una maleta sola en el vagón. Paranoia. De seguro vamos a volar. Un fuerte operativo la revisa con guantes.]



[“¿De quién es ésta maleta?”-grita con un altavoz el oficial.

Es darle cafeína a eso latente que me susurra que estoy en el lugar incorrecto. “Algo va a pasar. Algo va a pasar”.

-Un adolescente aparece (estaba hojeando un par de revistas), y dice: “es mía”

“Ábrela” –le ordena el hombre. (Y el adolescente con miedo de que vean las revistas porno que lleva.) Le mete públicamente el regaño de su vida. Es que el chiquillo de quince años tiene la culpa: se carga una cara de terrorista.]



[Se ve más vacía que cuando la dejamos-Ya ni siquiera están los pintores de la plaza, y hasta las palomas dudan en pararse ahí.

Dicen que después de la granada nada ha vuelto a ser lo mismo. Mejor nos recluimos a puertas cerradas en casa. Ahí nadie nos toca. Ahí, te prometo que no nos pasará nada. ]



¡Señores, señores, caminen, no se detengan! ¡Callen a esos niños que lloran! ¡AQUÍ NO PASA NADA!

-No si aquí no pasa nada. Sólo nos jodieron la vida, nos escupen día a día ésta tremenda fragilidad.



*C

Evasión

Una ilusión: Darle la espalda al miércoles.

Vera Reyes

martes, 24 de marzo de 2009

Tema: Evasión "Como si fuera un espejo"

Escuché los balazos como si hubieran sido disparados desde la puerta trasera. No había nadie a mi alrededor. Los gritos de dolor resonaban en mis oídos como el retumbe de las olas cuando cae un maremoto.

Caminé lentamente hacia donde mis sentidos me hacen saber que sucedió algo. Donde el ruido es más fuerte. Donde el olor a sangre es más intenso. Donde mis ojos puedan ver el resultado de tanto ajetreo.

De pronto, mi cuerpo dio un paso hacia atrás en automático. No podía creer lo que estaba viendo,
oliendo y sintiendo.

¡Eres tú! ¡Dime que no eres tú!

Me lancé sobre el cuerpo desnudo. Traté de que abrieras los ojos y no lo logré. Tomé tus manos entre mi cintura y no sentí aquél apretón que me convertía en parte de ti. Besé tus labios fríos y rugosos tratando de devolverles ese color rojo que me hacía estremecer.

¡Quién me prohibirá vestirme con escotes y pantalones ajustados!
¡Quién logrará despertarme en medio de la noche, porque siento su lado vacío en nuestra cama!
¡Quién me gritará en el teléfono cuando suelo preguntarle qué querrá para la cena!
¡Quién será el responsable de las marcas que llevo arrastrando por todo el cuerpo!
¡Quién pateará mi futuro con su arrogante forma de comunicarse!

No podía seguir. Mi mundo se había derrumbado. Mis ojos estaban cerrados confrontando al mundo real. No es que no quisiera ver que habías muerto. Eso lo sabía con claridad.
Por fin, abrí mis ojos. Encontré al asesino frente a mí, como si fuera un espejo. Y entonces, fue inevitable sonreír.

Daniela Caram

lunes, 23 de marzo de 2009

Tema de la semana: Evasión "En blanco y negro"


Hay huecos, vacíos persistentes que retumban en las grietas del olvido. Sonora la marcha de la cuenta regresiva. Poco a poco mis imágenes se desvanecen del color y vivo al blanco y negro algunos días.

La mayoría de las veces no importa la luz en cuestión de la cromática psique,
es, sin embargo, eso adentro que se anida con cristales,
y son tan finos que las tajadas saben a herida acida sin profundidad.

¡Pásenme una vez más por en medio que más da!
Frases, monólogos, corrientes etimologías del nervio que divagan como queriendo ser, queriendo que yo les encuentre su lugar.
¿Cada quien a su chamba no? Que me dejen en paz. Que hagan de sí lo que se les hinche. Ahora resulta que (...) se me viene a la mente y por eso ya soy yo responsable de qué hacer con eso...
…y entonces la paradoja invisible ¿Cómo lo resuelvo, cómo lo significo, para qué se me mostró a mí, qué me está diciendo o revelando, qué me enseña?…....A la mierda!

Hay veces en que yo soy sólo blanco y negro, y los colores vienen a formar parte de los otros. Yo desde fuera me construyo mi propio cortometraje. Cansada de tocar pieles que se ausentan, empezando por la mía. Dócil de mando y sentencia…

- “mira pues, que ahora prefiero el barco y que me lleve lejos”

En blanco y negro la mañana que arroja la posibilidad. En blanco y negro la tarde que justifica el manicomio. En blanco y negro la noche donde me muerdo las uñas y le grito a los culpables(todos esos otros yo que no me atrevo a escuchar y solo los reconozco através de la escritura en paréntesis). En blanco y negro un infierno de dónde siempre vendrá una nueva mañana. Pertenezco a la pequeña isla de Pohnpei de la Micronesia, donde todos perciben en blanco y negro… tarde o temprano por más que quiera rebuznar de la luz, desairar la sinergia de los colores, mitificar el idioma de mis frases acobardadas, eludirme de la experiencia íntima y colérica de tomar cuerpo y voz…

Tarde o temprano también en el mundo del blanco y negro, se presentarán la infinidad de grises tonalidades…
más frío mi recuerdo.

Rebe Morfín

domingo, 22 de marzo de 2009

El quinto

¿Cómo te llamarás ahora?

Y es que esa sangre caliente nos ha recorrido tantos años ya, tú jalaste el gatillo. Nos ha llevado a todos.

Y de todos tu tomaste el quinto y te rompiste en mil pedazos.

Abriría la tierra para ti, te guardaría en su vientre.

Ella no ha parado de llorar, sigue preparando tu café con leche, te espera todas las madrugadas, pendiente del teléfono. No llamarás.

Sé que eres el que trepaba el guayabo conmigo, también eres el que trabajó desde niño.

Eres el hombre más bueno, eres el más terrible de todos.

Se encienden tus ojos y llega ese demonio que habita tu piel.

Abriría la tierra en este instante, a través de estas líneas y te guardaría ahí, abriría los mares y te escondería de ti.

¿Cómo te llamas?

Nos aprendimos todos los mandamientos en su regazo ¿te acuerdas?

Las noticias están llenas de hombres como tu, de hombres como yo.

¿Y ahora como te llamas?

No matarás, no matarás, no matarás, no, TU no matarás.

Una casa grande con un front yard, una camioneta grande allroad, un perro grande, labrador.

Todo grande, grande como su miseria, grande como tu furia, grande como su miedo.

. . . y que te traigan a mi.

Lo más lejos que puedas hermano mío, lo más lejos.

Eres lo más cercano a Buñuel, maldita la hora en que apareció free taxes en tu vida.

This is our sweet american dream.

To work, to live, to die, to kill. To work to live to die to kill.

And still you are just a memory.


Lunática

sábado, 21 de marzo de 2009

Tema de la semana: Ansiedad "Retórica inútil de un cuerpo deshabitado"

Retórica inútil de un cuerpo deshabitado.

Fue hace cerca de 2.5 millones de años. La pupila captó una vibración que venía de entre los Enebros prehistóricos al costado de una cueva. Fracciones de segundos pasan cuando la luz ya ha logrado irrumpir en los conos y bastones oculares. Se activan. Acto siguiente la carga energética corre con ímpetu hacia la contrariada corteza cerebral. El sujeto advierte, reconoce la amenaza. Al cabo de dos segundos su respiración hace alusión a un tren de vapor. Los poros intranquilos gritan y lloran despidiendo gotas saladas que cobijan la piel del impávido. Las venas se unen al movimiento revolucionario y contraídas aceleran el paso de la sangre por el torso dejando desprovistas a las extremidades del hombre, esa sangre que pretende jugar carreras con la vida. El corazón se desboca, el oído se inmoviliza y pareciera que ha crecido el doble de su tamaño, atento, atinado, esperando…
Han pasado ya treinta segundos desde que el sujeto observó el movimiento detrás del arbusto, sus músculos lo obligan diligentes en posición de guerrero, pareciera que se preparan para salirse del cuerpo. El viento enfría las evasivas gotas de sudor que resbalan hasta el cuello sensibilizando íntimamente el brío de aquél hombre. Se consuma el primer minuto y el silencio perturba la espera, el ojo empieza a nublarse queriendo concretar la realidad. Simultáneamente el hombre advierte el sutil decaimiento de su expectativa y un segundo golpe de adrenalina recorre el cuerpo agilizando los signos vitales…él está esperando. Lo más probable es que detrás del Enebro un sarcástico animal saltará de oportuno acabando con el hombre y su familia en menos de veinte minutos. Una vez percibido el riesgo, la pupila se dilata para acrecentar la agudeza visual, las venas se contraen empequeñeciendo el espacio para el torrente y agilizándolo para sustentar con calor al tórax; en caso de que un asalto bestial le arrebatara alguna extremidad, no morirá al instante por desangrar y podrá conservarse con vida más tiempo si sus órganos vitales se resguardan con el oxigeno cálido de la sangre. El sudor resbala queriendo regular los efectos de la sangre, refrescando, como una caricia materna que pretende sepultar la pesadilla nocturna. Los músculos se preparan para correr o atacar, tensos, apretados llenos de furia y violenta armonía de protección. Latente el joven se enfrenta a su propia muerte de cara a cara. No existen los espejos. Quizás es la primera vez que vive esta situación pero su ancestral sabiduría corpórea lo prepara para entregarlo todo, hasta la posibilidad de ser posible...
Marisa estudiante universitaria de 5to semestre va de camino al departamento. Hace casi tres horas que salió de clases. “El Cano” su novio quedó de llamarla por la tarde. Marisa tomó un café con Carmen su mejor amiga. Después acudió a la boutique puesto que la noche será única y quiere estar bien presentada. Llega a su casa y decide que no cenara para verse esbelta (En el fondo cuando se siente delgada es como adquirir el permiso de convertirse en fiera con “el Cano”). Llega a su casa, son las nueve de la noche. Se da un baño, se reinventa la cara con pinturas, se sirve un trago, enciende un cigarro, escucha su canción de fiesta. Se para, se sienta, mira el teléfono. Por primera vez en el día, considera en llamarlo… Se impugna.
Sigue con el trago y el cigarro, camina, pretende bailar aligerada, camina de nuevo, se sienta, da el golpe, mira el reloj, mira el teléfono, mira el espejo…
Son las 12 de la noche y Marisa está sentada en el sillón de su sala. Suena el teléfono. Lo deja sonar una vez, dos veces, lo toma con manos temblorosas, se agita, se remueve, espasmos interiores… Han pasado cerca de siete horas en las que las pupilas de Marisa se dilatan y nublan, la sangre le hierve ventajosa, los nervios se erizan como conectados a una corriente eléctrica… Siete horas….El teléfono suena y Marisa concluye su noche:

-“¡Hasta cree que le voy a contestar...Imbécil!”

Rebe Morfín

viernes, 20 de marzo de 2009

Tema de la semana: Ansiedad "Espejo de luz"

- “La ansiedad se pierde cuando abres paso a la creatividad”- dijiste mientras bordabas con hilos tornasol una figura asimétrica que ni tú sabías como iba a terminar.
Decidí tomar otro camino para llegar a casa. Me vi en aquel espejo de agua cristalina y en un segundo admiré todas esas imágenes mías, tan distintas, tan semejantes… sólo porque dejé que la luz se reflejara desde distintos ángulos.
Cambio: alterar la curvatura, la dirección y el ángulo de la luz.
Creatividad y cambio…
-“¿Cómo te gustaría reflejar aquel brillo nocturno?” - Te pregunté… mantuviste tus labios cerrados, me observaste y te alejaste dejando tras de ti una sombra animal, astral, humana…Tú.

Miranda

jueves, 19 de marzo de 2009

Tema de la semana: Ansiedad. "Mira que lindas fotos"



[Creer que puede volverse loco en cuestión de un parpadeo. De pérdidas: perder sueño, perder peso, quedarse con mechones de cabello en la mano cuando pasa ésta por la cabeza. La tez más pálida que de costumbre, casi verde. Correr y no llegar a ningún sitio. Perder toda esperanza de sí mismo. Cuando corría olvidaba que eso existía.]


[Ella dijo en el auto un: “Creo que tengo bulimia”, y él le gritó a la cara un: “No, no tienes nada” y empezó a meterle comida a la fuerza por la boca.]


[Sentir que no podía ni consigo mismo, no despegaba la vista de las pastillas que tenía sobre el buró, se levantó de la cama. Sólo le faltaba el agua.]


[Recuerda la primera vez que le gustaron las mujeres, frente a una peli europea, comenzó a sentir algo. Él, muy cabrón, metió su mano en la pantaleta de ella, se enfureció, la tachó de infiel: estaba húmeda. También fue la primera vez que ella mintió: le dio un beso en la boca y le dijo que tal excitación era a causa de él.]



*C

miércoles, 18 de marzo de 2009

ansiedad

La ansiedad controla los movimientos de la protagonista. Sin darse cuenta de ello, se muerde las uñas. O se toca el cuello constantemente (a veces también se enrolla con los dedos un mechón de pelo). Y también, de manera inconsciente, enciendo un cigarrillo con lo que queda de otro. La protagonista, que trabaja en una empresa telefónica, no puedo mantener su cuerpo (ni su mente) en paz. Hay algo que le preocupa. ¿Qué va a cenar? ¿Se topará con alguien que le pregunte algo en la calle? ¿Cuándo pagará sus facturas? ¿Encontrará el amor algún día? ¿Perderá los kilos que le sobran? ¿La juzgarán sus compañeras de trabajo? ¿Debería leer en lugar de ver la televisión (o tal vez, mejor, salir a correr)? Seguido piensa en salir a correr… Está convencida de que si moviera las piernas, podría sacudirse la violencia de la sangre que corre por sus venas. Porque si está sentada siente que el corazón le palpita y que los hombros se le tensan. Los nervios la invaden. Si saliera a correr, piensa. A la protagonista le cuesta trabajo decidir qué hacer. Tal vez sea mejor intentar dormir. Ah, es que hace mucho que no duerme. O que no duerme bien, como debiera. Cierra los ojos, después de una larga jornada laboral, cuando siente que ya no puede ni con los párpados. Pero en cuanto sus ojos ven negro, la mente se le enciende. Intenta alejar los pensamientos, pero las imágenes del pasado y del futuro son más fuertes que su determinación. Tal vez si dejara la empresa telefónica y me fuera a vivir a la playa… Tal vez si encontrara a un hombre que estuviera a dejarlo todo por mí. Tal vez si fuera al supermercado en la mañana… Compraría unas fresas; no mejor manzanas, que son más económicas. No, no puede dormir. Entonces, después de intentar varias posiciones, decide, vencida, encender la luz. Camina por su departamento. Qué soledad, qué silencio. Enciende un cigarro, otro. Va a la cocina, abre la alacena. No, no debe comer. La cierra. Se sienta en el sillón. ¿Una película? Sólo tiene filmes románticos, y está harta (lo acaba de decidir) de ser testigo de la dicha ajena. La protagonista se dirige al baño. Se contempla en el espejo. Hace círculos con el cuello. Levanta los brazos. Si saliera a correr... la idea le llega de nuevo. Pero ya es noche. Y los maleantes atacan por la noche. Podría correr sobre un mismo punto, sin desplazarse, en su departamento. Pero entonces los vecinos del piso de abajo la escucharían. También le gustaría gritar (no sabe por qué, pero cree que se sentiría muy bien). Pero molestaría a quienes duermen (o preocuparía a quienes todavía están en vela). Habla un poco mientras se contempla. Tal vez, piensa, si viviera con alguien no tendría necesidad de hablar sola. Sale del baño y se sienta sobre el borde de su cama deshecha. Percibe humedad bajo sus axilas. ¡Qué bien! Sudando en pleno invierno, piensa. Siente hormigas bajo la piel. Siente un chaleco de fuerza en su interior. Intenta hacer una posición de yoga que una compañera del trabajo le recomendó. Respira hondo y profundo, mientras piensa que dentro de pocas horas debe ponerse en pie de nuevo. A falta de medicamentos, el único remedio posible es salir a correr. Se viste con ropa sport, se amarra las agujetas de los tenis. Sale con determinación y pisa la calle.

Recorre a saltos trotadores la primera cuadra. Luego toma dirección hacia el parque de la colonia. Al principio tiene miedo. La ciudad está desierta y reina una oscuridad casi total. Después corre con valor. Comienza a sentir calor en sus brazos y piernas. Arden por dentro. Corre con más decisión. Corre y corre cuando aparecen ante su vista dos jóvenes sentados sobre una banca. La protagonista (a pesar de considerarlos sospechosos) mantiene la dirección y pasa frente a ellos, con la mirada dirigida al piso. Está a unos diez metros de ellos cuando considera superado el peligro (le pudieron haber detenido el brazo, abruptamente, al momento de pasar junto a ellos. También pudieron haberle impedido el paso). La corredora que no podía dormir sigue corriendo y sonríe con satisfacción. Cada vez se siente mejor. De repente escucha el paso de cuatro pies detrás de ella. Dos cuerpos masculinos la persiguen. Acelera el trote. Ladea la cabeza para calcular de reojo la distancia que le da ventaja. Escucha las pisadas. Resuenan como hierro contra hierro. O como la gotita constante que cae sobre un recipiente de agua. Corre lo más rápido que puede. Busca una luz. O una caseta de vigilantes. Imagina que las respiraciones agitadas de esos le rozan la espalda. Considera rendirse y pedir clemencia. Pero no. Está dispuesta a luchar. Y así, presa del miedo, mientras huye a zancadas y grita, grita, grita, se siente por fin liberada de la ansiedad que la dominaba antes.

VERA REYES

martes, 17 de marzo de 2009

Tema se la semana: Ansiedad "Diccionario del amor."

Diccionario del amor.
Ansiedad: estado físico del ser humano el cual presenta diversas situaciones.
Ejemplo:
Ansioso el que espera a su ser amado y no llega.
Ansioso el que busca su felicidad y no la encuentra.
Ansioso el que pide perdón y no es perdonado.
Ansioso el que pregunta y espera una respuesta inmediata.
Ansioso el que al caer pregunta ¿Qué tan duro será el impacto?
Ansioso el indeciso que aún suspira por lo que hubiera podido ser.
Ansioso por conocer el resultado médico después de un encuentro aleatorio.
Ansioso el inseguro que no duerme noche a noche imaginando mil historias.
Ansioso el que rompe las reglas y espera su castigo.
Ansioso el que cuenta los minutos para recibir “esa” llamada.
Ansioso el que lee poemas en busca de respuestas.
Ansioso el que no conoce el poder de la Ansiedad.
Ansioso.




Esta vez decidí recurri al diccionario.

D. Caram

sábado, 14 de marzo de 2009

silencio

La carcajada desenfrenada, los pasos apresurados, el golpe de la puerta.
Entró despacio, como quien descubre que ha llegado al lugar de partida, reconociendo cada rincón, fue ahí cuando la encontró acostada, el mismo colchón.
Los brazos se acercaron en automático, pareciera que los cuerpos embonaban desde siempre. Quitó la frazada y descubrió la piel, la conoció, no podía decir bien a bien si había estado antes, parecía tan distante.
Ella apenas si se movió con su llegada.

Era todo tan perfecto, se quitó entonces la chamara, luego la camisa, besó su cabello.
Fumó una o dos veces más y lo apagó. Bajó un tirante, ella se volteó.
Comenzó a quitarse la camisa - la espalda más bonita que he visto- sonrío, la voz de Leonor era un eco constante.
Sentía como la sangre se amotinaba, desabrochó el pantalón.
Bajó el otro tirante - . . . y tus hombros como siempre hablando- la besó en el cuello y se vistió de piel, entero, como un recién nacido.

Se recostó y le dijo despacio al oído: - ya estoy aquí-. Ella hizo un gesto de esos que solo en cama aparecen y se volteó de nuevo.
Recorrió despacio su pecho, el abdomen, las piernas y entonces subió el camisón. Leonor gustaba de dormir sin pantaletas.
La mano en su sexo y comenzó. Apenas si se movía, solo la humedad parecía responder.

Es una delgada línea la de los sueños y la vigilia, sobre todo a esas horas de la madrugada.
Leonor solía soñar con aquella serpiente que se enredaba entre las piernas hasta comer su sexo, cada semana el mismo sueño, cada semana otro confusión.

Sus labios la probaron y la lengua caliente como una braza la ponían a danzar como medusa hipnotizada.
La penetró suavemente, se dejó vaciar entre las cavidades.
Leonor era el perfecto semblante de un gato al nacer, ciego y lleno de gemidos.
Emilio beso sus senos y se recostó.

La serpiente hacía nido en el vientre y ahí reposaba tranquila mientras Leonor veía como las ramas la envolvían y no podía moverse, temblaba, era un temblor extraño, no era miedo, otra cosa.

Al amanecer Emilio se vistió, los calcetines primero y se recostó en el sillón.
Lo vio ahí dormido, la chamarra en el pecho, fue al baño. El placer de orinar como si fuese la primera vez.

-Buenos días- dijo acariciando su cabello.
Emilio la vio como una sonrisa volteada.
-¿Descansaste? no sentí cuando llegaste.-

. . . 

Silencio

-Voy a poner café ¿te pongo una taza?-
Emilio se levantó, tomo las llaves y se marchó.



Lunática

viernes, 13 de marzo de 2009

Violencia

Evidente, comprobable porque la ves en las heridas, los moretones, porque puedes sentir y tocar las cicatrices.
Obvia, porque se escucha en el grito que desgarra el instante o en el gemido leve que se tolera en lo cotidiano.
Extrema, porque te paraliza por completo y no tienes oportunidad de huir y salvarte.
Violencia clara como el agua.

Pero hay otra, una sutil, que no hace ruido ni se nota pero igual aniquila el alma.

Violencia que se esconde en la mirada con la que me descalificas e ignoras.
Esa que viene envuelta no en mentiras, sino en la verdad que dejas oculta, en lo que no me dices, lo que te callas.
En el juego de palabras y argumentos que te justifican pero con los que me excluyes.
Violencia antigua tras la broma, porque te faltó valor para decirme lo que era, y como veneno lento pero seguro mató mi esperanza.

Violencia mía al morir en vida.
En la negación de todos mis sentidos ante tu desesperación y tu angustia.
Violencia en mi boca que te besó primero y soltó después la palabra ambigua y traicionera.
Violencia porque fría e insensible me planté ante ti, amorcillado y perdido.

Violencia en ti y en mí, la tuya y la mía juntas como respuesta desesperada y furiosa ante la impotencia de ver que irremediablemente se nos moría el amor.


Sara

jueves, 12 de marzo de 2009

violencia

Que te peguen, que te pisen, que te tumben. Que te arranquen un dedo, que te corten la lengua, que te saquen un ojo. Que te claven un picahielos, que te rasguñen en la cara, que te jalen un mechón de pelo. Que se paren sobre tu muñeca y la pisen como si fuera un chicle. Que te detengan el cuerpo mientras te echan ácido en la cara. Que te claven mil alfileres en la planta del pie. Que caiga un misil en tu ventana. Que te avienten a un río (el más cercano) después de haberte destripado. Que tus restos caigan del agua como si fueras un saco de basura. Que la gente (la mala) converse sobre su vida familiar mientras yaces tendida (ya muerta), esperando (en realidad no esperas nada porque ya no eres nadie) a que desintegren tu esqueleto. Que te den en la espalda con un palo.

Que los otros (o alguien) deseen tu sufrimiento. Que los otros pretendan (y logren) cambiar el rumbo de tu vida. Que aún sin pretenderlo cambien el rumbo de tu vida. Que derrames lágrimas, que tu cuerpo expulse sangre. Que las palabras de otros raspen tus oídos, que los golpes de otros magullen tu piel, que tu propia impotencia te mate por dentro. Y que vivas deseando nunca cruzarte con alguien que te tan solo mirarte pueda condenarte a un eterno infierno.

VERA REYES

Tema de la semana: Violencia: "En nombre del amor"



Tíñete los labios de rojo, eso no te hace una prostituta.

La que ha nombrado cada detalle con la palabra culpa.

La mujer que sólo conocía el orgasmo por revistas cosmopolitan, cuando concebía al hombre como su único proveedor de placer

.

Y es que en nombre del amor le gritoneó que se bajara del coche porque desde los ojos de él ella veía a otro mientras hacía fila para comprar palomitas en el cine. Ella lloró durante toda la película. Justamente veía “Amar te duele”, no recuerda la película. ¿Para qué? Si tenía la propia.


Tenía que ser inmaculada. Él le prohibía leer y salir con sus amigas y abuela porque eso la influenciaba para quererlo dejar. Estudiaba cada uno de los movimientos de ella: cuando se bajaba del auto controlaba que desde todos los ángulos sus piernas estuvieran perfectamente cerradas, sólo abiertas para él. Si miraba a la izquierda ya era motivo de sospecha de que seguro le estaba mintiendo, que pensaba en otro. Maldita sea la hora en la que él conoció la programación neurolingüística se decía ella.


En nombre del amor fue penetrada con tanta fuerza, con tal transgresión. Bajo el “si no lo haces es que no me amas”, esa leyenda es cierta, no sólo de telenovelas. “Pobrecito, tuvo una infancia difícil” ella lo compadecía, pero hacía una mierda consigo misma. Fornicar llorando. Ni uñas tenía para enterrarlas en el colchón, se las había llevado la ansiedad. Sentir que perdía el aire. Que podía morir ahí mismo por el dolor que sentía, los escalofríos que recorrían su piel. Los intestinos parecían explotar. Welcome, this shit is love.


Él hablaba de aplastar la cabeza de todo aquel que se atreviera a mirarla, estrellaba su cabeza y puños contra la pared por la furia que le ocasionaba ver que ella se hubiera maquillado ese día: “Prostituta, quieres llamar la atención. ¿Por qué no puedes ser tan buena como mi madre o como mi hermana?”, y bueno, también rompía los objetos que ella le había obsequiado de dulce aniversario. Alguna vez la empujó.


Había caldo de res con verdolagas en la estufa y ella lo movía en círculos, casi absorta. Él sacó un cuchillo grande del cajón, y le dijo: “si me dejas me mato”. Ella ni siquiera lo miró. Subió las escaleras, con la mirada de indiferencia que nunca antes había tenido, le dijo “haz lo que quieras, lo peor de todo es que no te matas”. Algunos minutos pasaron y escuchó un ruido, volvió a la cocina, él estaba tirado en el piso con el cuchillo al lado. Se quedó fría. Se escondió como una niña en la alacena, no cabía el entendimiento. Parecía que finalmente él estaba muerto, fue la primera vez que creyó que se iba a volver loca. Él se movió, sólo estaba fingiendo.



La culpa que no pudo ser olvidada: cuando descubrió la masturbación por vez primera. Todo sea en nombre del puto amor.



*C




martes, 10 de marzo de 2009

Tema de la semana: VIOLENCIA "Como al prinicpio"

Me despertó el sonido del teléfono. No recuerdo en qué momento me puse a soñar, pero ya estaba de regreso. Logré olvidarlo por unos instantes. Sin embargo, las heridas en mi cuerpo eran de esas que son más dolorosas cuando no sangran.

Sus palabras parecían ser parte de un disco rayado, el cual era imposible de detener. La música que emanó de su boca, poco a poco se iba adentrando en mi piel. Algunas veces no podía sentirlo. Otras, mi cuerpo se retorcía como si estuviera sobre una hoguera.

Busqué mi bolso. No es que fuera indispensable para mi partida, sino que me invadió la idea de que podría hacerme sentir mujer. Otra vez.

Bajé las escaleras. Iba corriendo como si me estuvieran acechando. Pasé tan rápido, que no logré descifrar cuántos pisos había recorrido.

Por fin salí. Cerré mis ojos y abrí mis brazos, simulando una cruz con mi cuerpo. Respiré hondo. Despegué del suelo mis talones y me elevé hacia la nada simulando un espiral.

Sentí paz. Sus palabras se habían ido.

De pronto, pude verlo. Ese rostro podría reconocerlo a miles de kilómetros de distancia, pero no lograba comprender que había diferente esta vez. Él lloraba, yo no lo entendía.

Te tomé entre mis brazos, como aquella noche llena de estrellas en la que dormías en mi pecho. Yo, acariciaba tu pelo. Tú, intentabas encontrar mi perdón.

Descubrí que había muerto y aún seguía amándote como al principio.


Daniela Caram

domingo, 8 de marzo de 2009

Tema de la semana: La Violencia "Jaguar"

Lo primero fue la palabra…

Ella conoció sólo una parte de su significante mucho después de que la hubiera escuchado. Se incorporó en ella y la imagen tomó fuerza. La fantasía desbocada como un caballo la llevaba a explorarla. Por primera vez se mojaban sus manos entre sus ingles. Y descubría que siendo tan niña, a penas unos seis años, podía recrearse.

Así comenzó, con la palabra, luego la imagen, después la fantasía.

Una noche contestó al teléfono y del otro lado una voz grave se convirtió en lo que habían sido sus manos hasta entonces. La voz de un extraño. Un señor que le pedía entrar en sí misma pensando en él.

Otra noche aunque pudo ser la misma, porque todas las noches tienen ese factor común desde aquella primera noche. En la habitación de su tía abrió los ojos cuando otro jugaba con las manos por debajo del camisón. Sus manos que se habían convertido en la voz del extraño ahora se convertían en las manos de este otro. Y ella tenía nueve años. Y pensaba que aquellas manos eran suyas… y no se pudo mover.

La noche como años siguió su curso. Ella después tomó la mano de otro, que además amaba. La tomaba y la internaba pero no solo en su cuerpo. Aprendió que era cuestión de rasgar con las uñas el corazón, bien adentrito para que se quede grabado como el maguey de los enamorados.

Cuando ya no hubo más que desgarrar, volvió a la noche de extraños, y era ahora ella la que tomaba sus manos y las clavaba en las hendiduras. Creyéndose fuerte, inquebrantable y ramera. Porque mientras más vil se pronunciaba, más segura se sentía. Tan vil como cuando mojó por primera vez sus manos en la voz de aquel extraño. La noche se hizo más noche cuando no contenta con su flagelación, expuso en verso la palabra. Y otro que se tomaba el papel de guarro se posaba con el miembro en su espalda. Las manos de la mujer no alcanzaban la fuerza y entendió que flojita y cooperando es lo que había hecho hasta entonces. Y hasta entonces salió su violenta. Se sacudió, se transformó, se volcó con ira y humillada, le gritó y fue eso lo que le permitió salir completa. Eso y el “golpe” de suerte que muchas otras no tienen. El guarro no pudo internarse.

Lo primero fue la palabra. Ella tenía quizás unos 6 años cuando la descubrió… latente para ser explorada. Quería pasar la tarde subiendo árboles y aventando bolas de tierra en el parque. Después, al despedirse, él la besaría en la mejilla y esa escena colocó sus manos entre las ingles. Pensaba que sería un niño y escucho la voz de un señor. Creía que eran sus manos y el miedo se volvió el locutor de sus besos. Quería que fuera amor pero lo convertía en un monólogo. Intentó sacudirse el verso del ultrajado pero tuvo que violentarse para descubrir que todo había sido el resultado de no saber.

La violencia es hija del ignorante, que le permite inculparse en los ojos de los otros. Pero cuando tenía nueve años, ella cerró los ojos porque la palabra abarcaba más de lo que podía ver. Su perdón ha sido la sabiduría. Y en su paso ahora habita la palabra con la que todo comenzó… El amor.


Rebe

sábado, 7 de marzo de 2009

Re

Al filo de la noche encuentro las manecillas desvencijadas. Se escurrieron entre las sábanas hasta mis piernas - no te muevas- decían las astutas.
De nuevo te nombro, de nuevo te invento como otro, cuando sé, eres esto, el instante y ya.
Y ahora soy otra más y tú también.
Me repito como acetato en revolución.
Las palabras se convierten en bastones y ahí voy agarrándome con fuerza a ellas para poder sostenerme por lo menos en este lugar. Y así soy frente a tu voz. El silencio del garfio.

Hace algunos años hice oda al coraje que despertabas, no, no despertabas nada. Era todo aglutinado por mi.
No sé como gritarte, no sé como llamarte.
Serán quizá estos roces que embrutecen los sexos.
Será quizá aquello que alguna vez te dije y ahora no recuerdo.
Y llega de nuevo la locura del tiempo, y el tiempo que lo cura todo.

Locura a contra-tiempo y en contra de sus tiempos.
En incesante eco arrecio la idea, que se fuga, que se quiebra.
Esta que se vuelca ante las letras tiene huellas de aquella que se perdió en cuatro. Y las calles comos erpientes danzaba sin cesar. Tomaste las manos, trepaste la hoja y rogase a los viejos dioses un poco de paz.
Donde brotó el saltamontes el alegoría a la fuga, a ese salto final, al que no llegaste ni llegarás.
Ahora soy un insecto, tengo alas, tengo patas largas y fuertes, ojos como microscopio de lo inagotable. Me ves y te repugna. Sé que te desagrado, sabes que soy dueño de lo que tiraste.
"No sé que es más mío que lo que he perdido".
Me cito, en eco, en repetición, como solopuedo para desatar mis piernas y re-anudarme.

Re-iniciar. Re-cordar. Re-currir. Re-emplazar.

La segunda nota para escalar.

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-Justo a tiempo-
-...y después?-
-Será otro ya-





Lunática

viernes, 6 de marzo de 2009

El tiempo


Que si cura.
Que si se estira más que una liga o es tan corto como un pestañeo.
Que enseña.
Que te trae el olvido.
Que todo lo acomoda.
Y que es justo, ni antes, ni después.

El tiempo, a tiempo, cuando toca. Y ayer un cinco de marzo en la tarde, en una fecha cualquiera, el tiempo me dio un regalo, uno maravilloso que deseé por años, que imaginé en incontables horas-almohada y relaté muchas veces en horas-diván.

Sin más ni más, cuando él y como él lo decide suceden las cosas y se dan los reencuentros.

Ayer, así fue, y el tiempo nos regaló a los dos lo que nos debía, coincidieron tu momento y el mío porque ahora sí era nuestro tiempo, antes… hace mucho… no fue así, y quedamos inconclusos.

Nos miramos a los ojos como queriendo encontrar las imágenes de entonces pero conscientes del privilegio del presente. Hablamos, nos reímos, nos sorprendimos y también a ratos callamos –degustando sin prisa y con intensidad nuestro momento–, mientras los recuerdos y el ahora llenaron y vaciaron varias veces nuestras "tazas de café".

¡Qué gusto encontrarte! Saber de ti y saberme en ti después de tantos años. Poderte decir que seguías en algún lugar de mi alma y que… ayer, justo ayer, como las piezas de mis rompecabezas, te acomodaste con precisión en el lugar que te correspondía… desde hace tiempo.

Sara

jueves, 5 de marzo de 2009

Tema de la semana: Tiempo: La primera palabra que infectó mi boca


Todo comenzó ahí: cuando tenía quince años, y esperé maquillada en la ventana por horas. Parecía un payaso, adolescente sin mesura disfrazada para él. Cansada de esa ventana y de la figura que nunca apareció.


Él y yo en Torremolinos. Después de eso jamás llamó.


“Porque no hay fecha a la que no se llegue ni plazo que no se cumpla”. Así inicié el último correo electrónico. La última llamada, la última súplica de atención, pero siempre ha sido tarde. Nunca ha sido nuestro tiempo. Se lo hemos dejado a éste para que se haga responsable de aquello para lo que nunca hemos tenido cojones.


Tic TAC tic TAC


Te duele la panza. Ella ya casi llegará a casa.

Como si el tiempo hiciera no sé qué con nosotros. No sé qué contigo. No sé qué conmigo.

La espera es una contorsionista: ¡Mira cuánto se estira!, el reloj me escupe que sigues sin llegar, y ya no tengo quince años.

Estoy segura de que tú lo inventaste. Infectaste de tal forma mis palabras. Antes de eso yo no esperaba. Lo inventaste por cobardía. Lo inventaste por insalubre: por mero ocio.

Al tiempo le sumaste tus mentiras, tus miedos, tu minita de terrores. A mi tiempo le sumé la inmovilidad, el ser reactiva, éste contorsionismo, ¡El cuidado por tu tiempo!

El tiempo es un atleta, mira que lo he visto correr, es el gran mitómano. Trabaja en el circo: va de escapista, otras de piromaníaco.

Lo he atado a la pata izquierda de la cama y aunque lo lleno de caricias siempre me suplica que lo deje ir. Alardea de sus poderes medicinales, casi un acto de brujería. Es un verdadero cabrón, ¡Qué personaje!, casi Dios.

*C