martes, 31 de marzo de 2009

Tema amor: "Lecciones de amor"

A lo largo de mi vida he experimentado distintas formas de amor. Desde que nací estuve abrigada por mi madre y respaldada por mi padre. Mi madre decía que el apapacho casero era uno de los actos de amor más significativos. Mi padre decía que su respaldo, era la base del amor que él sentía hacia mí, y que el amor más puro era el que ambos podían ofrecerme.

Después descubrí que tenía una hermana. Ella se acercó a mí y simplemente me empujó y trató de quitarme un juguete que apenas y podía sostener. Comencé a llorar y rápidamente me dio un abrazo. Esta situación se repitió algunas veces más. Llegué a la conclusión de que el amor de hermanos era un amor fácil de obtener pero difícil de conservar.

Fui al colegio desde muy pequeña. Las madres de mis amigos me abrazaban como a su propia hija. Yo sonreía pero no comprendía por qué lo hacían siempre frente a mi mamá.

Otro tipo de amor lo conocí cuando invité por primera vez a comer a una de mis amigas de la primaria. Compartir mi casa, mis juguetes, mi familia con ella me hizo sentir algo parecido a lo que mi madre llamaba “amor”.

Pero nunca nadie me explicó en qué consistía el amor de hombre y mujer.

Nadie me enseño que debía aprender a caminar con los ojos vendados por una cuerda floja a 50 metros de altura.

Nunca imaginé que debía tomar clases de autocompasión las veces en que creí que había conquistado esos ojos engañosos.

Tuve que comprender que no bastaba con mi disposición para que pudiera funcionar una relación. Eran necesarias 2 personas.

Algunas veces pensé que un roce de su piel, era suficiente para sentir amor.

Otras veces confundí amistad con amor.

Me dejé llevar por aquél mar de misterio que sus palabras crearon para mí, sin recibir amor.

Nadie me enseñó que existían amores de una sola noche en donde podías entregar todo en una lucha mutua por dar amor y al siguiente día sentir que te habían robado un pedazo de ti.

Lloré algunas noches buscando respuestas a esas dudas que asfixian el corazón.

Reí a carcajadas las tardes interminables en que creí que ese sería mi futuro. Después de unos meses desperté y el sentido de mi vida había cambiado.

Las normas sociales pesaban sobre mis hombros y nadie me dijo que si decidías ir en contra de ellas debías fortalecer mis piernas para poder recorrer el camino del amor.

Luché incansablemente por tener un poco de cariño creyendo que era amor.

Según mis amigas, desprecié algunas “excelentes oportunidades” de poder crear el amor.

Al final te conocí… Y descubrí, que había aprendido mi lección.
Estaba lista para disfrutar del verdadero amor.


Daniela Caram

No hay comentarios:

Publicar un comentario