“Al recordar, nos descubrimos en comunión con nuestra alma”.
Jean Shinoda B.
Y es esta tarea autoimpuesta de recordar la que me tiene anclada en la tierra de la melancolía…
Tristeza tibia que me cala y forma parte de mí como la médula de mis huesos.
Tristeza honda y serena, por momentos incómoda, pero cada vez más generosa y pródiga.
Tristeza fecunda que con delicadeza y respeto me confronta y anima. Motor preciso y a tiempo que potencia mi esperanza.
Tristeza convertida en silencios propios y en ávida escucha.
Pulsión heredada, amorosa y férrea que me lleva irremediablemente al perdón, destino final anhelado y punto de partida para levar anclas, sólo entonces, renacida, renombrada y gozosa me hago de nuevo a la mar… una y otra vez… vuelvo a empezar.
Sara
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