Para descender a mis propios infiernos, amorosamente y sin quemarme, reconocerlos como parte mía y aceptarlos, he necesitado de ella.
Para encontrar mi voz y pronunciarme –sin callar a los que amaba–, en muchas ocasiones me hizo falta.
Para seguir adelante con entusiasmo incluso cuando las cosas no son como quiero, por momentos y a ratos, es la única compañera.
Sara
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario