miércoles, 25 de febrero de 2009

¿Tolerancia?

Durante años, Cristina soportó que su marido la golpeara (sólo de vez en cuando).También soportó las corbatas rosas de éste, y sus malos modales, y sus ronquidos en la siesta, y sus lagañas matutinas. Cristi (así le dicen quienes la conocen) asumió con resignación su papel de mujer sumisa, ama de casa, amante del un mal amante. Aguantó con maestría las humillaciones públicas a las que su marido Rodolfo (“el Guazón” para sus amigos) la expuso, como también toleró las ausencias nocturnas de éste (una vez por semana). Durante años, Cristi también padeció con asco contenido los besos toscos y apresurados (afortunadamente, cada vez menos frecuentes) de su marido y padre de sus tres hijos. Cristi, nuestra mártir, comprendió desde el primer mes de casada que su destino sería tolerar la indiferencia, los gritos, la falta de amor, la soledad. No importa: tal vez para eso había nacido.

Pero un día (como en los cuentos de hadas en los que siempre llega un día en el que todo cambia), Cristi conoció su límite y se voló los sesos, en el clóset de su casa. En la carta de despedida, decía: Lo he soportado todo, todo salvo aquello que aún no pasa.


VERA REYES

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