Acostado boca abajo en el colchón que tienes en el suelo, ya que te has cansado de mirar el techo, prefieres ausentarte con cerrar los ojos y oliendo ESO. Poco comes, no lees, te da hastío hablar, haces largos paseos en tu habitación de tresmetroscuadrados. Te tiras de nuevo sobre el colchón cual yonqui a oler. Consumes lo poco que queda en tu refrigerador: una cebolla. Sabes es un asco el agua con cebolla, pero qué más da.
No cambias las sábanas porque ahora te has vuelto un coleccionista: le lloras a las migajas viejas del último bagel que ella desayunó, y quedan restos de sus cabellos en la almohada -esos que detestabas encontrar en la ducha- ahora los acaricias. El delirio que provoca la ausencia te ha llevado a pensar en hacer una peluca.
*C
No hay comentarios:
Publicar un comentario