jueves, 30 de abril de 2009

Tema de la semana: Prohibición "No, No, No y No."

Me he despertado de pronto,
tú me estabas gritando enfurecido
destrozabas la noche,
rompías en pedazos la materia.
He comprendido entonces
tu obsesión
por las manos manchadas de sangre
También yo mataría,
incluso a ti:
me haces soñar sin tregua,
no me dejas dormir.

Clara Janés. "Kampa" 1986



Ni tenía que preguntarlo, clin, clin, you are there. Es que la luz de mi habitación estaba encendida. La respuesta estaba clara y firme debajo de tu pantalón. Ya no, ya no eres tú. Ya no soy yo. No quieres hablar. Que nada tiene que ser explicado. Sí, sí tiene que ser explicado. Soy palabras. Ésta soy yo, y contigo no renuncio a mí. Tu cara de avergonzado, de mezquino, de triste, de frustrado.


Eres violento. Lo tienes en esas formas de tocar, de tomarme de la barbilla, de estrecharme contra ti, pero te mostré cuan violenta puedo ser: a través de la palabra, a través de la negativa. No penetrarás. No me iré contigo. No lo haré en la cocina ni en la cochera con mis padres despiertos, ni aunque dormidos estuvieran, ni escaparé a las dos de la mañana a tu casa. No así. Y sí, sí hablaré, y te diré todo eso que no quieres escuchar. Y tu cara de niño al que según tú he regañado no me importa, me importa una nada. La prohibición soy yo. No me transgredirás. Ni tú, ni nadie. Porque ahora me eres ligero, eso que puedo tomar y desechar. No me poseerás.


Y es que en eso quieres que me convierta. En una tremenda cabrona, que mire lo vulnerable que eres y me ría.

Y así te besaba, con los ojos bien abiertos -de la que no ama, de la que sólo siente desprecio- y así te los clavo para que nunca los olvides. Te sonrío cínicamente y te digo a los ojos que ahora soy yo la que pone las reglas del juego, puedo ser un monstruo. Créemelo sí que puedo serlo. Ni apetito me das. Vete como puberto a hacerte una paja en tu colchón en el suelo antes de dormir- trata, quizá así se libera un poco de estupidez.


Es como una prueba para demostrar que ya no eres una politoxicómana. Pongo todos mis vicios sobre la mesa: el cúmulo de todos ellos, de todos esos años, de todos esos hombres. Salí ilesa.


Será el encierro de estos días que hace deseen devorar la piel. Terminaste por abrir la puerta tu solo para marcharte de casa. Con la sangre caliente, con la piel a punto de estallar. Adiós ligero, adiós casual.


*C

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