domingo, 22 de noviembre de 2009

Quince para las seis.

Este montón de cosas que te he dicho. Todas las esquinas que borraste.

He encontrado música nueva, esa que no me has enseñado tú, esa que no tiene más que ruidos del país que conocimos entre sueños, el hotel desvencijado que nos guardo húmedos y sigilosos. Porque ahí fuiste un valiente.
Pongo el primero, aún no sé cuantos faltan por borrarte. He bebido hasta colorear la dentadura.
He bebido hasta perder la femineidad. Lo más delicioso y mis hijos no se podrán alimentar.

Y con la arena caliente entre los ojos sé que no hay más por decir. Sé que las palabras son nada, no llegan, no tocan, no pesan.

Este tiempo de veinticuatro por cada siete que me he tragado en la terraza, con los dedos apretando el no tabaco que dejó la costumbre. Con la mirada en la no mirada que dejó la nostalgia.
Hoy que eres un recuerdo, hoy que eres eso que fuiste es cuando más cerca me (te) siento.

El sillón más verde de toda la ciudad, me siento y soy una hormiga en la gran ciudad. Ahora que puedo estirar las piernas, ahora que mi bolso se desparrama en tu ausencia.

-¿Qué vas a querer?-
-Para mí un doble cortado por favor-
-¿Es todo?-
-Su doble que es triple. Por favor-



Lunática

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