domingo, 22 de noviembre de 2009

Tiempo libre

-“Madre porque mi reloj no marca la hora”-Preguntaba Joaquín durante el desayuno.

-“Porque le hace falta batería”- Le respondió su madre mientras le servía un par de huevos cocidos y chocolate caliente.

Joaquín miró curioso a su madre -“¿Y qué pasa con el tiempo no marcado?”- Pregunto como si fuese un gran acontecimiento el fallo de su aparato.

La madre siguiendo un poco con las sugerencias que el hijo le hacía en el mismo hecho de preguntar, respondió - “Es un tiempo no vivido hijo” y permaneció atenta a la reacción del pequeño, un tanto divertida por el atrevimiento de su respuesta.

Joaquín abrió la boca y levanto las cejas sin poder evitar la sorpresa que agitaba cada parte de su cuerpo -“¿Y si pararan todos los relojes del mundo?”- preguntó aun mas exaltado y deseoso de devorar lo que viniese en respuesta.

La madre permaneció callada unos segundos, no sabía responderle desde el idealismo y en un acto retorico devolvió la pregunta por miedo a desvanecer la sorpresa y curiosidad que despertaba en su hijo-“¿Pues no se Joaquín, tu que crees que suceda?”

El hijo se incorpora en la silla, toma un trago de chocolate caliente y mira alrededor mientras su rostro se complica, tuerce los cachetes y las cejas a modo de pregunta y después de unos segundos arroja su respuesta-“madre, es O-BVI-O. Primero nos daría miedo, porque ya no viviríamos, pero después seríamos libres ”

-“¿Libres?”- pregunta la madre desconcertada

“Si, libres mamá”- contesta con un gesto mas cercano al enfado que a la sorpresa y la mira fijamente a los ojos.

Ella lo miró con una ternura fugaz y empezaba a sentir un ligero dolor en el pecho. Esa palabra la torturaba porque nunca había entendido su complejidad, era demasiado abstracta, demasiado para ella. Ahora, el hijo no hablaba de otra cosa y ella ya no sabía como evitar la charla de la libertad. Sólo se preguntaba por la curiosidad de su hijo en torno a la palabra. El día anterior había recogido a una lombriz libre de la tierra, armó la pista de la libertad para sus cochecitos, y justo le había pedido que le preparase un par de libres huevos para desayunar y ahora volvía de nuevo el tema. Lo miró y le pregunto directamente -“¿Crees que no eres libre hijo?”-

“No mama, porque ahora yo sólo tengo un reloj que no sirve”- y baja la mirada acongojado y añade:
“Un niño con un reloj que no sirve no convence a nadie de todo el tiempo libre que lleva dentro….Y yo tengo tanto que podría hacer que todo el mundo fuera libre”

La madre se sentó al lado de su hijo, permaneció en silencio y mirando fijamente al pequeño. Se esmeró por direccionar la mirada, la energía que emanaba de la mirada, todo hacia su pequeño. Sintió que lo veía por dentro, su visión se comenzó a tornar cada vez más borrosa y nítida; una paradoja. Entonces vio las entrañas de su propio hijo, no había más que carne, y en realidad intentaba ver el tiempo, el libre tiempo, él libre. Pero no lo vio, solo los órganos funcionando perfectamente, pero no el tiempo libre.

“hijo mío, perdóname pero no puedo verlo” y agacho su mirada en desaprobación y un tanto dolida por su propia incapacidad de ver.

El hijo se quedó callado, después de unos segundo miró hacia su cuerpo y le dijo; “ay mamá, es que no sabes como es el tiempo libre verdad?”- y la miro con una sonrisa, comenzó a explicar, “Mira mis dedos del pie, se mueven así ¬ ; mi estomago se mueve mas lento y sin silencios así < grrrruaaaaagrrraaa >; y mis manos se mueven asi ”- y movía sus manos como abanicos.

Entonces Joaquín con la sonrisa en el rostro miró a su madre y le dijo “ Ves mamá, cada cosa va a su tiempo, por eso es libre… pero nunca nadie se da cuenta de eso, yo por eso sé que estoy lleno de tiempo libre.”

Rebe

No hay comentarios:

Publicar un comentario